Quien quiera atesorar su vida la perderá.

Ya estamos en plena CUARESMA. El mes de marzo está dedicado a la devoción a San José, que se celebra el 19 de marzo. San José es el ejemplo de un padre bueno y amoroso por excelencia, de un esposo fiel y afectuoso, pero también de un humilde servidor de la voluntad divina, ya que aceptó su papel como esposo de María y padre putativo de Jesús sin cuestionar el diseño de Dios.

La alcaldesa de Aguilar de la Frontera justifica el derribo de la cruz del convento de las Hermanas Descalzas en la perversa Ley de Memoria Histórica. Hoy por hoy, este es el instrumento más eficaz de falsificación de nuestro pasado. La cruz derribada no tenía ningún símbolo político ni ningún nombre. Pero, aunque hubiera tenido los nombres de los torturados y asesinados por el Frente Popular en 1936-1939 ¿es que no merecen estas víctimas del holocausto católico y patriótico nuestro recuerdo, nuestra “memoria histórica”?

Lamentablemente el ejemplo cunde y se están derribando cruces por todo el territorio nacional. Destaca la provincia de Cáceres. La Cruz de los Caídos de Casar de Cáceres será trasladada al cementerio por petición del gobierno central, que ha pedido al alcalde D. Luis Salaya “que cumpla la ley de memoria histórica”. El monumento deberá ser retirado por baldosas, que luego tendrán que numerarse y recolocarse. A este coste habría que añadirle lo que supondría remodelar la plaza de América tras la retirada. Se calcula en 20.000 a 30.000 euros el coste total de la operación. Queda claro que, para ellos Cristo murió pero no Resucitó.

En la Iglesia de San Benito de Valladolid la policía local cursó una propuesta de sanción por duplicar el aforo permitido que, por orden del presidente de la Comunidad de Castilla y León Sr. Alfonso Mañueco, era de 25 personas. La capacidad de dicha iglesia supera las 250 personas. El caso recuerda al de la Sagrada Familia que acogió en noviembre pasado la beatificación de Juan Roig Diggle, un joven católico de 19 años que fue fusilado por milicianos anarquistas el 12 de septiembre de 1936. Pues bien, la Sagrada familia tiene capacidad para más de 10.000 personas y la Generalitat catalana solo permitió un aforo de 500 personas que, lógicamente, fue superado y también hubo propuesta de sanción. Gracias a Dios en recientes fechas Mañueco ha ampliado el aforo en templos religiosos a ¡¡un tercio!!

El pasado 14 de febrero se celebraron las elecciones catalanas. Lamentablemente el voto católico no se notó. Los partidos aliados con la ideología de género, lo políticamente correcto, el desprecio por la vida y a la Madre Patria han obtenido abrumadora mayoría. Por desgracia general, los partidos con menos votos también van del mismo palo. Cabe recordar que, según una encuesta de la Generalitat catalana efectuada el pasado mes de enero, un 57% se declara católico.

Mientras tanto la violencia y el terror han vuelto a las calles. Esta vez la excusa ha sido que un crío malcriado ha entrado en prisión. La realidad es que Dios ha sido apartado de la sociedad, y sin Él la sociedad se ha bestializado.

Sorprendentemente algunos partidos políticos, demasiados, se han puesto del lado de los exaltados e incluso han atacado a la policía por “excesiva dureza”. Recordemos que España atraviesa la crisis más virulenta desde la guerra civil y que los violentos están destrozando los establecimientos de personas que llevan un año tremendamente complicado, amén de quemar los vehículos que la gente normal utiliza para desplazarse a sus lugares de trabajo. Hace unas horas estas mismas personas votaron a estos políticos que ahora les dejan en la estacada.

Es curiosa la reacción de la sociedad ante los toques de queda dado que es inexistente, la gente se muestra resignada o como mucho lanza alguna crítica. Los cierres de comercios “no esenciales” no tienen ninguna justificación, dado que estos sí son esenciales para el sustento de las familias. En este último año han aumentado escandalosamente las comúnmente llamadas colas del hambre, mientras que las grandes corporaciones, como Amazon, han aumentado su riqueza en un 27%.

Otro tema asombroso es la obligación de llevar el pañal en la boca en todo momento, en algunas comunidades incluso haciendo deporte al aire libre. Los mismos periodistas y tertulianos que no paran de repetir en televisión que las llevemos, y además bien puestas, no las llevan estando a escasa distancia de sus compañeros de tertulia y, en demasiadas ocasiones, dándose unas voces que causan vergüenza ajena al espectador. Los “expertos” lo justifican diciendo que los techos de los platós de televisión “son muy altos”… ¿Y los techos de los templos? ¿Y estando al aire libre? ¿Son bajos los techos allí? Creo que ha llegado el momento de dejar de perder el tiempo viendo televisión y de dedicar más tiempo a pensar.

Lo más asombroso es que una amplia mayoría no solo lo justifica, sino que piden medidas más duras y estrictas, confinamientos totales y castigos para quien no los cumpla. No hay nada más triste que ver a un pueblo pedir la esclavitud a sus gobernantes. Algo va muy mal, tienen miedo a vivir por temor morir. Y ese temor les paraliza para vivir. No es el coronavirus, es el virus del miedo y la paranoia. “Quien quiera atesorar su vida la perderá». Y vaya si la estamos perdiendo.

Luis Abeleira y todo el Equipo de Reza por un Político

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